La toxina botulínica se inyecta en el músculo para reducir su contractibilidad y disminuir arrugas dinámicas. Asimismo se utiliza con fines preventivos para evitar la fibrosis que se genera en líneas de expresión y además de su aplicación clásica existen aplicaciones más superficiales como mesoterapia con resultados más naturales.
Otros usos habituales son en bruxismo, hipehidrosis axilar o palmo plantar.
El riesgo de alergia es mínimo. Está contraindicado en embarazo y lactancia.
Los resultados se obtienen a partir del tercer día luego de su aplicación y alcanza su efecto máximo luego de los 10 días. La duración va a depender de la dosis empleada y de factores individuales.
Es un proceso indoloro y seguro.
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